martes, 27 de diciembre de 2011

El año del décimo doctor

Preparando una lista de las mejores películas del año para el blog de Carlos Escolano me ha vuelto a quedar claro lo artificial que es separar el cine y la televisión. Citaba allí los casos de "Los misterios de Lisboa" y "Carlos", dos trabajos televisivos con estreno (con un montaje diferente) en salas de cine, pero aún sin ejemplos tan evidentes, tengo la convicción de que hoy en día no resulta productivo, si alguna vez lo fue, tratar cine y televisión como formas artísticas diferentes. Por supuesto, tanto en la concepción, como en la realización y el consumo, una serie norteamericana de 5 temporadas de 22 episodios es diferente de una película europea independiente, pero las diferencias son del mismo tipo que las que separan a esa misma película europea de un blockbuster veraniego o de una película de serie B de los años 50; nadie discute, por cambiar de ámbito, que un comic-book de Stan Lee y Jack Kirby o una historieta de Vázquez comparten una misma forma artística general que una novela gráfica autobiográfica de Charles Brown, a pesar de las diferencias. But I digress…

A lo que iba, es decir, a listar brevemente la mejor televisión que he visto este año (sí, me doy cuenta de que es algo paradójico que después del primer párrafo, la conclusión sea dos post diferentes, uno para cine y otro para televisión). Es sintomático, y creo que bastante generalizado, que mi relación con NINGUNA de las obras que cito a continuación se haya producido a través de la emisión en una cadena televisiva, sino mediante la edición en DVD y otros medios de legalidad más cuestionable.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Zánganos en Verdún

Si las magnas "Encyclopedia of Fantasy" y "Encyclopedia of Science Fiction" dirigidas por John Clute contienen entradas sobre P.G. Wodehouse se debe a un par de obras menores de temática fantástica, pero no resulta descabellado (ni especialmente original) argüir que toda la obra del humorista británico pertenece al género de la ucronía, y que su Inglaterra de mansiones de campo, concursos de engorde de cerdos, aristócratas distraídos, tías amedrentadoras, mayordomos pluscuamperfectos, jóvenes zangolotinos en perpetua necesidad de unas pocas libras para apostar en las carreras, ladrones de joyas y starlets de Hollywood es una creación imaginativa de especie similar a la Tierra Media de Tolkien o el Westeros de George R.R. Martin. Aunque su autor afirmaba que su obra recordaba el mundo edwardiano de su juventud, podemos estar razonablemente seguros de que ese mundo jamás existió nunca fuera de las páginas de su extensa obra.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Películas de pesadilla

Allá por los años 90, el principal aliciente de Internet para mí, tan inútil para ligar online como en la modalidad presencial, era localizar relatos de fantasía y ciencia ficción disponibles (en inglés) legal y gratuitamente. Algunos de los cuentos que encontré de esta forma reavivaron mi interés juvenil por el género que tenía por entonces un tanto abandonado, y me permitieron descubrir a escritores entonces nuevos para mí como Greg Egan, Howard Waldrop y Kim Newman. Las dos primeras historias de Newman que leí (todavía disponibles en el mismo lugar en el que las encontré  hace más de 13 años) ponían de manifiesto, aún sin conocer la información biográfica que las acompañaba, que su autor era algo más que un simple aficionado al cine: "Coppola's Drácula" trasladaba las peripecias del rodaje de "Apocalipsis Now" al universo vampírico creado por el autor en "Anno Drácula", mientras que "The Pierce Arrow Stalled…" especulaba con una historia paralela del cine en el que el punto de divergencia con nuestra realidad era la no ocurrencia del famoso incidente que hizo caer en desgracia a Fatty Arbuckle y que, Newman postula, propició la entrada en vigor del famoso código Hays de autocensura en Hollywood (la consecuencia en el relato es que el contenido sexual de las películas se elevaba a límites impensados: el slogan de promoción de "Ninotchka" pasaba de ser "¡Garbo ríe!" a "¡Garbo folla!").

En España Newman ha sido publicado únicamente (creo) en esta faceta de escritor de ficción, a través de las dos primeras novelas del mencionado ciclo vampírico ("El año de Drácula" y "El sanguinario barón rojo") y de unas novelas incluidas en la franquicia Warhammer y firmadas con el pseudónimo de Jack Yeovil. Su ficción inédita en castellano incluye otros títulos en los que a su conocido interés por la historia alternativa y la literatura de género se une la pasión por el cine, en particular el fantástico y terrorífico: "Famous Monsters", el ciclo "Where the Bodies Are Buried", "Amerikanski Dead at the Moscow Morgue", "Andy Warhol's Drácula" entre muchos otros. Sin embargo, no me sorprendería que en su país de origen, el Reino Unido, Newman fuera más conocido como crítico cinematográfico que como escritor de ficción, gracias a sus reseñas en la revista Empire y a su particular imagen que no pasa desapercibida en sus habituales apariciones en reportajes y documentales.