miércoles, 2 de diciembre de 2009

Poco que decir

Ha sido uno de esos meses en que uno ha sido (más) consciente de no tener nada interesante que decir… Un estado de ánimo que no puede llamarse depresivo (he pensado bastante, sin alcanzar ninguna conclusión, sobre qué es realmente la depresión, en muchas ocasiones, y “La broma infinita” da mucho juego en ese sentido) pero que tampoco es completamente “sano” o equilibrado, una especie de melancolía más bien poco romántica. Y otras cosas en qué pensar, como en (después de tanto tiempo) buscar una casa propia.

Pero mientras tanto, en los ratos libres, unas cuantas películas y libros que hubieran merecido una mente más despierta.

“El asombroso viaje de Pomponio Flato”, penúltimo libro y última novela de Eduardo Mendoza, se encuadra dentro de la vena más ligera y paródica del autor, pero me ha parecido mucho más conseguida que otras obras más populares como “Sin noticias de Gurb”, o “El último trayecto de Horacio Dos”. El narrador, el Pomponio del título, es un viajero romano en la Palestina del siglo I, que se ve envuelto involuntariamente en un caso de asesinato en el que están implicado un carpintero llamado José, padre de Jesús y esposo de María. Se impone la parodia (en este caso, de la novela histórica, o más bien de esos híbridos de novela policíaca e histórica que hicieron furor a partir de “El nombre de la rosa”), pero los personajes, incluyendo a los referentes bíblicos resultan vívidos y conmovedores, además de cómicos, y siempre he pensado que Mendoza es, línea por línea, uno de los grandes del idioma castellano. Una gozada.

Como también lo es “Angel” (1938) una película de Ernst Lubitsch que no suele mencionarse entre sus obras mayores, pero que me ha parecido casi a la misma altura que mis dos películas favoritas suyas (“Un ladrón en mi alcoba” y “El bazar de las sorpresas”). Como en otras ocasiones, sorprende lo adultas que son las comedias de Lubitsch, en contraposición a las de los directores americanos contemporáneos suyos. No sólo por la presencia permanente del sexo (más llamativo cuanto más elegantemente elidido) sino por una sensación que podría llamarse un tanto hiperbólicamente (en cuanto se trata de románticas comedias sofisticadas) de verdad moral: sus personajes se juegan realmente algo en sus aventuras amorosas y los finales felices no borran las cicatrices.

En algún momento pensé escribir sobre “W.R. Misterios del Organismo” (1971), posiblemente la película más conocida de Dusan Makavejev, como "Película que debería haber visto ya". La edición hace unos meses de sus películas en EEUU por parte del sello Criterion ha propiciado lo que parece un interés renovado por este cineasta prematuramente retirado. Hace unas semanas aparecía en “The Nation” un artículo en el que se le describía como “el último yugoslavo”; el autor se preguntaba si su conversión forzosa en un director serbio es la causa de su silencio. Mientras “W.R.”, con su mezcla de documental y ficción y su llamada a la revolución a través del sexo, queda como un artefacto de tiempos más ingenuos y, quizás más libres.

“W.R.” son las iniciales de Wilhelm Reich, psicoanalista alemán colaborador de Freud que llevó sus investigaciones sobre la neurosis y la líbido hasta un extremo que la ciencia oficial calificó de “delirante”. Declaró haber descubierto una energía vital llamada “orgón", que se liberaba a través del orgasmo. Para él, las enfermedades mentales estaban causadas por los obstáculos en la liberación de la energía orgánica. Sus ideas le llevaron a distanciarse del Partido Comunista, al que había pertenecido, y a ser acosado por la justicia norteamericana, preso de la cual murió para convertirse en una especie de martir de la contracultura. Por una de esas casualidades de la vida, leo estos días un artículo en el que se relaciona “Birdland”, el comic pornográfico que Beto Hernandez publicó en los años 90, con las teorías de Reich. Tengo que reconocer que el trabajo reciente de Beto (y por reciente me refiero a casi 20 años) me desconcierta, pero la convicción que tengo de que él sí sabe lo que está haciendo me lleva a no perder el contacto con su obra, y cualquier análisis, exégesis o explicación resulta de agradecer.

3 comentarios:

  1. Severiano:
    La posibilidad de utilizar técnicas de hipnosis no es nueva, y esta ciertamente muy extendida. Sin ir más lejos, yo he visto infinidad de veces como Ángel, nuestro compañero de máster,las utiliza con muy buenos resultados, normalmente engatusando a mujeres bellísimas a las que somete y utiliza sin miramientos (He visto cosas que vosotros no creeríais...)
    En fin , sigue escribiendo en el blog.
    Un abrazo de tu amigo y compañero de master.
    Ramón

    ResponderEliminar
  2. Ah, Angel... Siempre me pregunté cómo lo hacía. Si lo ves dale recuerdos, ahora que ando por Zaragoza seguro que me cruzo todos los días con alguna a la que se le pone la mirada perdida pensando en él.

    ResponderEliminar
  3. No hay que tenerle envidia. Tal y como publica la prestigiosa revista de ciencia "Muy interesante" en su número de este mes, este tipo de habilidades son características de mentes enfermas, y te puedo asegurar que Ángel es todo un psicópata. Por cierto, mañana he quedado para comer con él en Guadalajara, así que le daré recuerdos de tu parte.
    Felices Fiestas y un abrazo.
    Ramón

    ResponderEliminar