miércoles, 9 de febrero de 2011

Túnez, Egipto

A veces alguien dice las cosas que uno piensa mucho mejor de lo que uno sería capaz de decirlas. Simplemente cito y traduzco, del blog de Ken McLeod, que por cierto tiene uno de los mejores nombres de la blogosfera: Los primeros días de una nación mejor.

En los últimos treinta años la humanidad ha existido únicamente como una especie animal. La ciencia adecuada para su estudio ha sido la zoología. De hecho, se han realizado grandes avances en ese terreno, especialmente a través del estudio del genoma. Pero la humanidad como animal político y racional murió en 1979, y fue al infierno. Allí hizo lo que hacen los condenados: atormentarse a sí misma y a otros. El instrumento de tortura ha sido la identidad. Si no vemos nuestras luchas parciales como parte de un proyecto general de emancipación humana, nos volvemos los unos contra los otros y peleamos por las migajas.

La semana pasada en la plaza de Tahrir miles de personas se pusieron de pie frente a una turba contrarevolucionaria y lucharon contra ella, metro a metro durante un largo día y una larga noche, con palos y piedras. En esas pocas horas demostraron en la práctica que la conciencia de los seres humanos puede cambiar la historia. Devolvieron al sujeto humano y la emancipación humana a la política. Ocurra lo que ocurra en el futuro próximo en Egipto, esta conciencia no desaparecerá. Todos podemos volver a ser humanos. Eso no significa que vayamos a amarnos los unos a los otros. Significa que podemos luchar unos contra otros por buenas razones.

Como alguien dijo en Twitter: "Ayer, todos fuimos tunecinos. Hoy todos somos egipcios. Mañana, todos seremos libres."

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