martes, 6 de septiembre de 2011

Planeta Hong Kong

Aquellos que crecimos en un pueblo de provincias y que durante la segunda mitad de los años 70 sentimos cómo se despertaba el instinto cinéfago contábamos con una institución única y ya desaparecida, los cines de pueblo, que por los relatos de urbanitas de mi edad tenían bastantes similitudes con los cines de barrio pero también diferencias. La programación que ofrecía el cine Novedades a los habitantes de San Adrián (Navarra) probablemente estaba justificada por sólidas razones económicas o logísticas pero daba como la impresión de un batuburrillo caótico que, no puedo evitar pensarlo, marcó de forma indeleble la psique de mi generación, la última que contó con un cine local en su infancia. Por supuesto, los estrenos de renombre estaban descartados ("La guerra de las galaxias" había que ir a verla a la vecina ciudad de Calahorra) o llegaban con un retraso de meses o años (creo que pusieron "Tiburón" allá por el 77 o 78). Por algún motivo, quizás sencillamente el gusto del dueño o del público local, Louis de Funes era una presencia habitual, y hasta hace unos pocos meses yo no era consciente de que algunas de las películas que se proyectaban por aquella época, como las de la serie "Fantomas", tenían entonces ya más de diez años de antigüedad.

Otros elementos habituales de la programación eran las producciones populares italianas, eróticas (Alvaro Vitale, aka Jaimito) y de terror (Fulci, Coscarelli). Y, por supuesto, lo que nosotros llamábamos películas "de chinos" y que, según aprendí más tarde, eran producciones de la entonces floreciente industria de Hong-Kong. Aunque hasta tiempos recientes no he tenido más que contactos muy puntuales con el cine de la antigua colonia británica, tengo la impresión de que aquellas películas de kung-fu quedaron impresas en mi memoria ancestral de espectador. Anécdota personal que incluyo porque sí: una de las primeras películas que recuerdo haber visto en un cine es una de artes marciales que a pesar de mis esfuerzos no he sido nunca capaz de volver a encontrar ni siquiera en referencias. En mi recuerdo se titulaba "El león dormido" pero, dado que Google no reconoce ese título, parece probable que la memoria me juegue una mala pasada.

El profesor David Bordwell, autor de libros de texto ("El arte cinematográfico", "Film History") y monografías sobre directores tan respetables como Eisenstein, Dreyer y Ozu, no parece la opción más obvia para escribir sobre un cine de raíz y objetivos tan populares como el de Hong Kong, pero las dudas pronto se disipan: Boardwell no sólo reconoce sino que abraza con entusiasmo su lado más extravagante, excesivo y sentimental, sin ignorar su cara oscura (como por ejemplo los prejuicios raciales y sexuales que se encuentran muchas veces en la base de sus argumentos). En ocasiones, como es habitual, virtudes y defectos son dos caras de la misma moneda: al tratarse en la mayoría de los casos de un cine puramente comercial, está dominado por lo que Boardwell llama "presión hacia la predicibilidad" que da lugar a productos en serie, pero para los cineastas de talento las convenciones proporcionan una estructura como la de la métrica de un poema, dentro de la cual pueden dar rienda suelta a su creatividad en la búsqueda de variaciones. "Planeta Hong Kong" está escrita por un académico, pero también por un entusiasta del cine del que habla.

Boardwell presenta una completa historia del cine de Hong-Kong de sus orígenes hasta la actualidad, con especial hincapié en el periodo de mayor florecimiento de la industria, de las producciones wuxia de los hermanos Shaw al cine de kung-fu de los años 70, y las películas de acción de los 80 y primeros 90. Como en su conocido libro sobre el Hollywood clásico, Boardwell está interesado en los mecanismos de creación de obras artísticas en un marco industrial: cómo las circunstancias históricas y económicas favorecen unas técnicas y procedimientos y marginan otros; cómo los talentos individuales hacen uso del repertorio de posibilidades que la industria pone a su disposición y cómo gestionan las limitaciones que les son impuestas. El cine de acción merece una atención especial que enlaza con una discusión que desde hace unos pocos años se desarrolla en foros críticos. Simplificando, se opone el modelo "actual" (ejemplos paradigmáticos serían las películas de Bourne dirigidas por Paul Greengrass), que a través de una sobrecarga de estímulos desorientadores y caóticos pretenden reproducir en el espectador un equivalente a la confusión "real" que sentirían los protagonistas, a otro más "clásico" (que es el que Boardwell prefiere), en el cual a través de la precisión en el montaje, la colocación de la cámara y la puesta en escena se persigue la claridad en la exposición de la acción y el realce del goce elemental de la acción física. En este aspecto Boardwell considera que los cineastas de Hong Kong, trabajando en un cine popular con presupuestos reducidos, alcanzaron cimas en las que Eisenstein sólo pudo soñar. (ACTUALIZACIÓN: Jim Emerson ha iniciado una serie muy interesante de videos que analizan secuencias de acción. Éste es el primero y anuncia dos más proximamente en Press Play, un sitio web que promete ser un profundo sumidero de horas)

Otro interés particular de Bordwell es el análisis de la narrativa, y las diferencias entre el cine popular de Hong Kong y el norteamericano. Mientras que este último está dominado por el "arco del personaje" y la motivación de las acciones, el cine popular hong-konés tiene un carácter básicamente episódico y una estructura menos rígida y elaborada, que Boardwell compara a de los cuentos populares.

Además de los aspectos históricos y estéticos, "Planeta Hong Kong" ofrece breve análisis de figuras importantes. Las estrellas más conocidas internacionalmente, Bruce Lee y Jackie Chan, merecen un espacio propio, al igual que los directores más destacados, desde King Hu a Wong Kar Wai pasando por Tsui Hark y John Woo.

Resulta paradójico que el interés de su autor por el cine de Hong Kong coincidiera con el final de su época dorada. A partir de mediados de los años 90, por diversas causas que Boardwell analiza y que incluyen el auge de la piratería y la relación la ciudad con el gigante continental, la industria cinematográfica de la antigua colonia británica, dominadora del mercado asiático desde los años 60, entró en un periodo de relativa decadencia. La publicación del libro tuvo lugar en 1999; cuando la editorial que lo había publicado decidió retirarlo de su catálogo Boardwell tomó la decisión de autoeditarlo como libro electrónico, con añadidos sustanciales que lo hacen recomendable incluso para quien tuviera acceso a la edición en papel (puede adquirirse por 15 $ en el sitio web de su autor) Los nuevos contenidos, además de extender la historia hasta el presente, permiten al autor dedicar su atención a autores que no habían tenido espacio en la primera edición, como es el caso de Johnnie To, director parcialmente responsable de mi renovado interés por este cine.

El éxito o el fracaso de un libro de este tipo pueden medirse por el interés que despiertan en el lector por ver películas que no conocía. En ese aspecto, y para este lector, "Planeta Hong Kong" es un éxito absoluto que me ha llevado a rastrear un buen montón de títulos de los que hasta ahora no era consciente. Si alguien desea introducirse en los fascinantes tesoros del cine de Hong Kong, Boardwell propone aquí una amplia y variada lista de películas que pueden tenerlo entretenido una buena temporada.

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