martes, 22 de septiembre de 2009

La broma infinita

El 21 de Junio empezaba “Verano infinito”, una iniciativa que convocaba a lectores de todo el mundo a leer (o releer) durante el verano “La broma infinita”, la monumental novela de David Foster Wallace. Era una forma de rendir homenaje al escritor, el primer aniversario de cuyo fallecimiento se produjo el pasado 12 de Septiembre, y también una forma de enfrentarse de manera comunitaria a lo que se ha convertido en uno de los grandes desafíos lectores contemporáneos: “La broma infinita” tiene más de 1000 densas páginas, y la reputación de ser uno de los libros más “abandonados” por aquellos que lo empiezan. Se trata, efectivamente, de una novela intimidante, no sólo por su longitud sino por el número de personajes, tramas y registros lingüísticos que emplea Wallace. No se trata sin embargo, como me temía, de una obra abstrusa o críptica, y puedo decir que me he reído a carcajadas con bastantes pasajes, incluso en público, cosa que siempre es un punto a favor.

Lo mejor de “Verano infinito”, aparte de la propia novela, ha sido la sensación de leer “en compañía”. Obviamente siempre se lee a solas (o en compañía del autor, si se prefiere), pero saber que hay cientos, o miles, de personas que están al mismo tiempo que tú viviendo con los mismos personajes, e inevitablemente pensando en los mismos temas es algo similar a la de ver una película en una sala, rodeado de desconocidos a los que no ves, pero a los que de vez en cuando oyes reír, contener el aliento o lanzar algún comentario a la pantalla. Aún mejor, en los foros y blogs en los que se ha abordado la lectura de la novela han aparecido decenas de posts divertidos, inteligentes y esclarecedores. Ha sido una experiencia ser testigo de lo que personas mucho más capaces y perspicaces que yo (mejores lectores) eran capaces de sacar de las mismas páginas que yo estaba leyendo, y comprobar cómo una misma obra puede afectar de maneras igualmente intensas pero completamente diferentes a distintas personas. Su extensión y su complejidad permiten abordarla desde muchos puntos de vista y tomarla como punto de partida para reflexiones muy diversas: a propósito de “La broma infinita” he leído sobre tenis, depresión, teoría de juegos, cine, adicción y muchas cosas más.

Siguiendo ese ejemplo, me gustaría escribir, si la cabeza me da para ello, una serie de posts que no tratan sobre “La broma infinita”, sino sobre alguna de las cosas sobre las que me ha hecho pensar. Próximamente en este espacio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario